El ministro informó que se compraron “más de 45 millones de libros, no parece ser este un país ganado por el miedo. Celebramos este momento de la Argentina, de una democracia construida por todos, con esfuerzo, con disensos, esto no se podría hacer en otra época”.
“Impacta esa estrategia de meter miedo, porque la democracia invita a discutir ideas, modelos y proyectos”, dijo Sileoni en respuesta al ministro de Cultura y Turismo porteño, Hernán Lombardi, quien centró su discurso de apertura de la Feria en torno a reforzar la industria local del libro.
Ante 1.200 personas que colmaron las instalaciones de la Sala José Hernández en el predio de La Rural, entre escritores, editores, funcionarios y público, Sileoni fue contundente al asegurar: “No nos hemos caído del mundo porque defendemos la dignidad de todos los argentinos: venimos a celebrar la soberanía en todas sus dimensiones”.
Antes, el director nacional de Industrias Culturales, Rodolfo Hamawi, dijo que en la Argentina “no hay ninguna prohibición para la importación de libros, nadie intenta imponer contenidos, ni el Estado interfiere sobre los que se editan o importan”.
En tanto, el presidente de la Fundación El Libro, Gustavo Canevaro, en su discurso inaugural coincidió con la idea general de promover la producción gráfica en el país porque “va a estimular una mayor y más eficiente oferta de libros” e instó a que se preserve “la importación irrestricta de la diversidad bibliográfica”.
Hamawi puso el acento en que “la reflexión acerca de la soberanía atravesará esta feria como lo está haciendo con toda nuestra sociedad” e historizó sobre el proceso político abierto hace nueve años que le devolvió al Estado “una centralidad perdida”.
En esa línea, enumeró acciones como “el canje y la reducción de la deuda externa, la negativa argentina al tratado de libre comercio en América -una piedra de toque de la nueva soberanía- , la estatización de los fondos jubilatorios, el renovado reclamo frente a la ocupación británica de la Islas Malvinas y la decisión de declarar de utilidad pública la producción de hidrocarburos y reestatización de YPF”.
También expresó que “una política de soberanía” consiste en defender a las pequeñas y medianas editoriales nacionales. “Porque los Divinsky, Narvaja, Levín, Rubinzal, Pampín, Gremenpacher, De Santos, Cavanellas, Rodrigué o Canevaro, entre tantos otros, siempre estuvieron y siempre estarán contra viento y marea defendiendo la edición argentina”.
El director de Industrias Culturales destacó el acuerdo que firmaron las dos cámaras del sector -la del Libro y la de Publicaciones- con la Secretaría de Comercio Interior como “un claro avance en la búsqueda de un desarrollo armonioso de toda la cadena de producción del libro”, mientras remarcó la muestra de gran madurez y solidaridad entre importadores y exportadores “compensando la salida e ingreso de divisas con alto sentido del bien común”.
Este escenario, para Hamawi, significa “la base para que papeleras, imprentas y editores encuentren las mejores condiciones de desarrollo de la cadena de producción en conjunto con acciones y esfuerzos compartidos” en alusión la sectorización que atravesó el proceso del libro.
Según el presidente de la Fundación El Libro, para que “un libro exista es necesaria la intervención de muchos sectores, además del gráfico” y sostuvo que la Argentina “tiene todo para ser líder en este campo: un abanico variado de editoriales, profesionales comprometidos, atención a la calidad del diseño y la impresión, librerías con diversidad de intereses de los lectores y una buena imagen internacional lograda en Frankfurt dos años atrás”.
Destacó, además, la propuesta de la Secretaría de Cultura de la Nación para implementar una nueva forma de medir las importaciones.
Al respecto, Hamawi dijo: “Estamos trabajando a través del Sistema Información Cultural de la Argentina para obtener una radiografía exacta del sector”.
En lo últimos días la cartera de Cultura presentó la Encuesta de Producción Editorial, “una especie de censo económico del sector para conocer la cadena de valor, su grado de exposición externa y cuestiones relativas a los canales de comercialización, entre otros temas”, explicó.
Por su parte, Canevaro nombró acciones emprendidas por el Estado nacional como el Programa Sur de apoyo a la traducción, “otro ejemplo de política pública de excelencia que permite que muchos autores argentinos sigan siendo reconocidos en el mundo”.
Asimismo, el presidente de la Fundación manifestó su apoyo a programas integradores como “LibroPorCiento” de la Conabip o la compras de textos educativos llevadas a cabo por organismos nacionales y provinciales.
La 38va edición de la Feria del Libro de Buenos Aires quedó inaugurada hoy bajo el lema “Un futuro con libros”, y espera contar como cada año a más de un millón de visitantes.
La feria permanecerá abierta hasta el 7 de mayo de domingos a jueves de 14 a 22, viernes y sábados hasta las 23, en el predio de La Rural.
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